Mi cerebro me ocupa y la inteligencia es erótica

Fotografía: Jan Saudek

“Si nosotros no nos escondemos, nos roban toda nuestra energía”… Esa es una frase de Clarice Lispector escrita en una carta para un amigo, y yo la recuerdo cada vez que estoy sobre el inodoro haciendo mi primera pis del día, feliz de saber que no veré a nadie en el transcurso de las horas. Los quiero a todos, pero últimamente mi cerebro es mi mejor amigo, los dos somos ultra pensamientos y marcianos de fresa. Nos complementamos harto, vamos por las calles y observamos el cielo. Hay silencio, hay bulla; lo justo y necesario. Somos compañeros del análisis y la risa, ¿para qué más la vida? Nunca tan poseros ni tan serios. Nada nos importa mucho, solo pensamos en ser felices. Caminamos como dos extranjeros en Lima, todo nos sorprende… Y a veces conocemos a alguien en una exposición de arte, le preguntamos, oye ¿qué forma tiene tu cabeza? Y nunca nadie sabe qué decirnos y así empieza la conversación. Con ese alguien caminamos unas cuadras, nos fumamos un cigarro, nos reímos, comemos papitas fritas. Y ese alguien se entusiasma y nos quiere llevar a su cama. Entonces mi cerebro me dice que puede que ese alguien no sea circuncidado. Y que habla mucho de sexo, de una manera tan gratuita… Me hace desconfiar, es muy posible que no haga gran cosa sobre la cama. Entonces las conversaciones siempre terminan en te doy mi correo electrónico. ¿Y tu celular? ¿Y tu cuenta de Facebook? dicen ellos. No eres una chica moderna, me dicen, y entonces yo pregunto ¿Qué es ser una chica moderna? Y me alejo con mi cerebro, silbando alguna canción, y luego mi culo interviene y dice qué bueno que lo dejaste. No nos merecía, primero que se vaya a operar el pene y que se lea unos libros más. Seguimos nuestro camino y en el mp3 está sonando Lady Gaga, y yo me ilusiono con la vida, defenderé a mi monstruito interior y llegaré lejos, pienso… Veo un pajarito de pecho rojo reposando sobre el letrero del restaurante Haiti y creo que será un excelente día. Así que mi cerebro me ocupa y la inteligencia es erótica. No quiero escuchar más voces ajenas ni analizar otras vidas. Me tomo un taxi hasta mi casa. He llegado, desconecto todos los aparatos que facilitan la comunicación e introduzco mi mano dentro de mi pantalón. La vida es hoy y a solas por media hora.