La Calata Culta , noticias Martes, 12 agosto 2014

Luis Carlos Burneo: Soy fanático de la pornografía

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.

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Así fue: ese día yo estaba recostada sobre mi cama viendo La habitación de Henry Spencer desde mi iPad. Me reía y decía qué paja este huevón. Conversa de lo que chucha le da la gana. Le di ‘pause’ al video y me fui a la cocina por una cerveza. Al parecer iba a ser un día normal. Pero yo iba a hacer mi lucha. Así que me dije ‘Saturnita creo que vemos una porno para animar el día… Un éxito el cura de la iglesia, el confesionario siempre será un buen lugar para tirar’. Estaba contenta, tendí mi cama y de pronto se me ocurrió tener una conversa con Luis Carlos Burneo. ¿Por qué no? Marco Sifuentes me había dado su número. Marqué su celular desde mi teléfono de casa y no le escuchaba muy bien: la cagada, él se reía y decía aló, aló. La primera vez que converso con él y lo que me sucede, mierda. Él me decía ‘oye te estaba haciendo una broma pero parece que no escuchaste ni la broma’. ‘Debería colgar y volver a llamar’, dije. De pronto se movieron unos cables y la señal mejoró. Quedamos y esa misma tarde nos vimos.

L.C: Mucho gusto en conocerte. Tienes un lindo nombre.

Leslie: Ah, ¿sí? ¿Leslie?

L.C: Sí.

Leslie: ¡Ja! A mí no me gustaba antes.

L.C: ¿Por qué?

Leslie: Porque a veces las personas no lo entienden a la primera, y preguntan muchas veces.

L.C: Yo tengo una amiga que se llama Melina. Que siempre le dicen Milena, Jimena… ¿Sabes? Nunca otra persona había hecho conmigo lo que yo hago. ¿Se entiende? Nunca otro entrevistador había hecho conmigo lo que yo hago con la gente…

Henry Spencer Horror Show

¿Y tú como hacías cuando empezaste con las entrevistas? ¿Cómo conseguías los contactos?
Esa historia es divertida porque no conocía a nadie. Literalmente a nadie. Solo conocía a Giovanni Ciccia. Porque antes de La Habitación de Henry Spencer yo trabajaba en el Cinematógrafo de Barranco como programador, gestor cultural, y a mí me encanta Rocky Horror Picture Show, que es una película de culto, donde el público va disfrazado y hay interacción y todo. Y en esa época, para el blog del Cinematógrafo, yo hice un episodio pre-La Habitación… con Giovanni. O sea, le dije “Giovanni, puta, ¿podemos grabar una conversa?”. Y me dijo “sí, chévere”. Pues, mientras grababa, decía “¡puta, esta huevada es lo que quiero hacer, ya está, esto es!”. Y mientras lo editaba –que en verdad no había mucha edición, como en cualquier conversa–, confirmaba que era lo que quería hacer. Entonces, una vez que abrí La Habitación, una de las primeras personas con las cuales grabé fue Giovanni, porque era una de las únicas personas que conocía… Y le dije “puta, oye, huevón, quiero grabar más conversas, ¿puedes darme más gente?” Y me comenzó a pasar teléfonos de personas: Sergio Galliani, Melania Urbina, Vanessa Saba…

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¿Cómo fue el paso de “no conozco a nadie” a “conozco a todo el mundo”?
Y fue como bien –se dice “smooth”– como que bien suave ese paso. Me acuerdo de llamar a Melania, a Sergio: “Hola, qué tal”… ¡¡¡Temeroso!!! (Risas). “¡Ah, claro, Spencer, Giovanni me ha contado!”. Y era como “Ah, alguien ya hizo el lobby por mí, que paja”. Y una cosa fue llevando a la otra y de pronto ya conocía a todo el mundo. Pero todo fue –y siempre me encanta contarlo porque estoy súper agradecido– gracias a Giovanni. Porque a él como que le gustó… Giovanni es súper panqueque. Es actor, es conocidísimo, pero tiene un espíritu bien punk…

Sí, parece chévere.
Es de puta madre. Yo lo quiero muchísimo; y tiene ese espíritu bien underground, panqueque, de hacer cosas al margen del sistema. Un rato es actor, conductor, conocidísimo, pero tiene su empresa teatral donde hace obras no necesariamente comerciales, siempre en la escena alternativa; tiene su banda de punk que se llama Chabelos, que, puta, chongo-rock, ¿manyas? Algo que no esperarías en gente famosa… Entonces, así empezó: con Giovanni como mi padrino y él presionando a más gente, y ya luego volé solo.

¿Cómo imaginaste que iba a crecer La Habitación?
No, no. O sea, quería, no sabía cómo… Tenía la certeza de que pasaría. Ahora ya cualquiera tiene un video blog, pero hace siete años mucha gente ni siquiera conocía YouTube. Facebook y Twitter no había. ¿Y cómo vas a monetizar eso? ¿Cómo vas a poner videos?

¿Qué estabas haciendo aparte de La Habitación?
Nada, nada.

¿Entregado totalmente?
Totalmente. Mis ahorros los destinaba a comprar cintas en MiniDV y a transportame en combi ida y vuelta a donde tuviese que ir. ¿Manyas? No había presupuesto para un taxi, no había presupuesto para cintas. En la primera época, las primeras cintas de La Habitación eran cintas chancadas. Ahora, en un punto, comencé a guardar todo. Porque me pareció valioso. Todo comenzó súper presupuesto bajo.

Y en la universidad, ¿qué estudiaste?
Comunicaciones. En la de Lima, y terminé el 2004. Y es paja también porque en la última época –último año y medio– yo todo el día paraba con una cámara de video: todo el día, literalmente…

Pero, ¿por dónde iba tu interés? ¿Conversar? ¿Hacer entrevistas? ¿Hacer películas?
No, mi interés iba por el video casero. Que la gente vea conversaciones o momentos del día a día que son home video; nada producidos. Que la gente los pudiese ver y dijera “manya, esa gente conversaría de la misma manera si no hubiese cámara”. Eso creo yo. Porque en la universidad comencé a grabar toda mi vida universitaria. Entonces, una vez que llegaba a mi casa, veía las grabaciones con mis amigos, y eran conversas. Y era como “qué paja hacer una entrevista”. A veces cuando la gente está consciente de la cámara comienza a chamullar. Pero esto es una conversa con gente que está acostumbrada a que yo esté con la cámara prendida todo el día.

Trampolín a la fama

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¿Cuando apareció internet, tú qué estabas haciendo?
Para mí hay dos apariciones: en tercero de secundaria –que fue en el año 95–, cuando en la biblioteca de mi colegio comenzaron a circular cadenas de internet. Y ya cuando se popularizó en las casas, como en el año 1999-2000, pero navegabas usando la línea telefónica. Fue una época bien paja. En esa primera reventada de internet yo estaba entrando a la Facultad de Comunicaciones, pero no había nada: blog, Facebook, Twitter, ni mierda.

¿Y cómo sentiste el cambio de La Habitación, que era por internet, a ser reportero televisivo?
Comencé siendo reportero de Frecuencia Latina, en un noticiario que se llama 90 Segundos. Y yo me negué un tiempo, como dos o tres semanas, estuve bien conflictuado con esto de entrar a la tele porque sentía que me estaría traicionando a mí mismo, porque era un medio del cual ya había rebotado. Entonces, tuve un conflicto. Y una vez que entré a la tele entré a otro mundo: ya era como las ligas mayores, y lo mío era pequeño. Me sentía muchísimo más cómodo en internet. Y una vez que entré a Enemigos Públicos para mí fue como “esta huevada es más que enorme”: sales a la calle, todo el mundo te pide fotos, te reconocen, te hablan, todo el mundo quiere ser tu amigo, todo el mundo quiere conversar contigo. Y es paja pero es súper artificial.

¿Y cómo haces para cuidar tu privacidad?
No hay mucho que pueda cuidar, porque soy la misma persona ahorita contigo que con cualquiera. O sea, mi privacidad, básicamente, es mi sala y yo escuchando música, que es lo que me gusta hacer.

¿Te vendiste a la televisión?
Sí, me vendí porque no tenía con qué vivir. Entonces, entré a la televisión para poder tener dinero, básicamente, para poder vivir haciendo La Habitación de Henry Spencer. Y la tele me permitió seguir haciendo mi blog y me dio una plataforma más grande para hacer otras cosas. Y yo en la tele estaba tentado –y a veces obligado– a hacer cosas para tener más rating.

¿Y qué cosas te jodían, por ejemplo?
Antes de que se ponga de moda “el baile del caballo” hice un par de notas alentando a la gente a que lo baile, en Mistura y en el Congreso: fue titular en diarios y no sé qué. Entonces, mi productor prácticamente me obligó a repetirla en el Estadio Nacional (risas), en el Metropolitano, en el mercado…

¿Y qué le decías?
Que ya lo hice. “No, pero tienes que hacerlo de nuevo”. Pero ya no me da risa. “No, pero funciona en el rating”. Pero ya no quiero hacerlo. “Tienes que hacerlo”. Lo iba a hacer, pero el chiste ya había terminado. Entonces, esa clase de cosas. Igual con los temas faranduleros o dramáticos, donde la gente termina diciendo “Brother, paren con esa huevada”… O sea, tienes el gran riesgo de terminar repitiéndote.

Chévere, ¿y qué has estado haciendo últimamente?
He estado haciendo La Habitación de Henry Spencer; he estado haciendo Imagina.pe, que es un proyecto de red social; he estado trabajando en una comedia para el BBVA; he estado trabajando cosas para Wong.

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Foto: Facebook de Luis Carlos

¿Qué tal con el proyecto Imagina?
Me encanta. Creamos un espacio basándonos en John Lennon, en “Imagine”, para tener una comunidad de líderes, con pequeños documentales de tres o cuatro minutos que puedes poner en redes para volverlos un poco más conocidos. Tenemos 20 documentales y hemos conocido a gente increíble. Es como la continuación natural de La Habitación, pero un poco más serio. Tocamos responsabilidad social pero de manera chévere, con música rock, no de manera acartonada.

Yo estaba en la mañana viendo tus entrevistas de La Habitación 007.
Construimos una escenografía de late night show gringo en mi sala. Y eso lo quería hacer desde hace siete años pero no tenía plata, y ahora que tengo plata lo invertí todo en eso. Y este programa me parece paja. Es como una extensión de La Habitación, pero ya conmigo en cámara. Entonces el estilo es súper relajado. No es una entrevista; es una conversa. Y la gente se sienta en el sillón para conversar, para huevear, para contar chistes. Marco estuvo ahí, Giovanni Ciccia, Miki González, Anahí de Cárdenas, Gisela Ponce de León. Harta gente. Y es paja porque en cada episodio encuentras historias que ellos no contarían en tele u otros medios.

¿Cómo escoges a tus entrevistados?
El único filtro de La Habitación es que me guste a mí, que me parezca divertido. Siempre he alucinado que si a mí me parece divertido es probable que a mil, a diez mil, a cien mil también les guste. Es como todo lo contrario de cualquier medio tradicional, que hacen las cosas buscando las visitas.

¿Y un programa así en la tele?
Me encantaría hacerlo. Pero me daría miedo que vaya mutando… Yo voy a quitarle su espacio a Marco Sifuentes.

Ipods, música, pronografía

 

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¿Ahorita qué estás leyendo?
No leo. O sea, literatura no leo mucho. Todas las cosas que leo son sobre música y cine… Pero como mierda. Mis grandes centros de vida son el cine y la música. Todo el tiempo que tengo y todo el dinero que ingresa se transforma en discos y en Blu-Rays o DVDs. Es muy importante para mí. Soy fan pero a muerte… Para mí la tarde perfecta –cuando no tengo nada que hacer– es sentarme frente al equipo a escuchar música o escuchar música mientras hago otra cosa…

¿Algo así como un audiófilo?
Exacto. Suena horrible decirlo, pero yo soy audiófilo. Yo tengo un equipo, un sistema de sonido especial que compré con muchísimo esfuerzo, con mi trabajo en la tele, y es una delicia. Entonces, literalmente, me encanta estar sentado en mi casa escuchando música. Me encanta ir a Miraflores, a la avenida Brasil, a Quilca, a comprar vinilos. O sea, me gusta la experiencia de ir a una tienda y buscar qué voy a comprar. Mucha gente me pregunta “¿por qué gastas plata?, te lo puedes descargar”. La experiencia de sentarte y escuchar un sonido hi-fi, un vinilo que tú has comprado con cariño, con esfuerzo… o sea, no tiene punto de comparación con dar clic en un iPod.

¿Y ese gusto desde cuándo te nace?
Siempre me ha gustado mucho escuchar la música en formato físico; inclusive cuando se popularizó el mp3 yo todavía compraba discos. Pero metido, metido así, en comprar vinilos y CDs, desde hace 3 años.

¿Te descargas música?
Ah, también tengo mi iPod, voy al gimnasio, camino. Tengo mi iPod y descargo música un montón. Pero en la casa siempre me parece paja sentarme a escuchar en CD o en vinilo. Me encanta. Y lo mismo con las películas. Me encanta Polvos, bajarme torrents.

Las semillas (risas).
¿Ah?

Las semillas. Me gusta decir “semillas” cuando alguien menciona los torrents… ¿Cuál ha sido la última película que has visto?

Ah, un montón. He estado viendo últimamente mucho a Kevin Smith, este comediante gringo que tiene películas como Clerks, Clerks 2, Dogma, Chasing Amy, Jersey Girl. Me pego mucho investigando sobre actores, sobre géneros. Estoy bien pegado, bien pegado en conseguir cosas para ver.

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La vez pasada vi Wicker Man, ¿la has visto?
No, no.

Le hicieron un remake con Nicolas Cage, pero me da miedo verlo. Vi esa y me pareció locaza. Es la historia de un pueblo extraño. El sexo es un tema constante, se puede ver a personas tirando en el jardín, como animales… ¿Qué opinas del onanismo?

¿Onanismo es masturbación…? Yo soy fanático de la masturbación.

Sí, (es la primera vez que digo la palabra “onanismo”). ¿A toda hora?
En verdad, en cualquier momento. O sea, la masturbación está ahí y es muy paja. Es tú contigo mismo, no hay horario. Es siempre.

Claro, ¿y la pornografía?
Me encanta, la veo mucho. Pero lo paja es que, específicamente la pornografía, en las páginas que yo visito… hay categorías para todos los gustos.

Hay para todos los gustos. ¿Pero igual, de qué ves?
De todo: más chica-chica-chico.

¿De transexuales? ¿De todo?
No, no, no. Tríos.

¿Por qué dices “no, no, no”?
No, no, porque eso no me gusta ver. Más chicas con un chico.

¿Y has hecho tríos?
No.

¿Y nunca te llamó la atención hacer?
Toda la vida. Pero todavía no lo he hecho.

¿Y por qué?
No se ha dado la oportunidad.

Qué loco… Es de las fantasías más comunes. Yo estaba viendo en la mañana videos y de ahí te llamé y no se escuchaba.
¿Qué videos veías?

La historia de un cura perverso. Me encantan las camisas de los curas.
Ah, te gusta ver porno.

O sea, no sé, tenía tiempo libre. Hay gente que piensa que eres raro…
¿Qué yo soy raro?

En realidad, no me pareces raro. Me pareces un hombre emprendedor… que es lo contrario (risas). O de repente antes se notaba tu rareza y ahora ya no. No sé, se te ve hasta ordenado y pulcro; creo que antes no dabas esa imagen. No digo que se te haya visto sucio, sino que se te veía más adolescentón, un poco despeinado… El tiempo pasa. ¿Tú como sientes eso de que el tiempo pasa?
Horrible.

¿Pero te choca?
Sí, claro.

Cuando cumpliste 30 años, ¿no?
Sí, de eso conversábamos el otro día. Cuando cumplí 30 fue como “ya no tengo veintialgo”. Pero cuando cumplí 31 fue como “puta, ya me jodí”. Mi papá me dijo “así es la vida”. A uno, cuando es chiquillo, la vida se le pasa larguísimo.

¿A ti te gusta tu nombre?
Me encanta. Sobre todo mis iniciales, LC. Las uso un montón.

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.