Me estoy sintiendo un poquito arrecha, un poquito enamorada.

Ayer fui a su casa y me lo tiré. Le bajé el pantalón y metí su pene dentro de mi boca. Eso era la felicidad, estar de rodillas frente a él, mirándolo. ‘La vida es hoy’ pensaba y el pene ingresaba y salía de mi boca. Leer a Eckart Tolle me sirvió un montón para apreciar ese momento. Y ahora estoy bajando una escalera y mi vagina se estremece porque recuerdo su cuerpo sobre el mío. Y lo jodido está en que su pene me gustó como mierda. He pensado que voy a regresar y me lo voy a tirar un montón de veces más. No sé cómo, no sé por qué.

Hace calor y yo me rasco la espalda con un tenedor. He tenido que darle ‘pause’ a la película Una mujer bajo la influencia, de Cassavetes, con mucho pesar. Porque mis amigos están viniendo a verme, le digo a mi madre. Haz algo, yo voy a buscar refugio debajo de la cama, añado. Mi madre dice eres tan antisocial como tu padre, cierra la puerta y se va. Yo voy a la refrigeradora y abro uno de sus vinos. Ahora que se joda. En estos momentos deseo muchas cosas, por ejemplo escapar a un pueblito lejano en helicóptero o ser un perrito e irme al parque a olisquear orines con Rocco.

Al diablo con la flojera y la angustia, pienso. Ellos vendrán y eso nada lo va a cambiar. Entonces decido como niño de tres años y saco de mi bolsillo una moneda de diez céntimos, y la lanzo por los aires: si cae sello me baño ahorita y si cae cara me regreso a la cama y no sé cómo cancelo todo. No, no, Saturna ahí no está el progreso, reacciona e intercambia mensajes con esas personas. Mastúrbate un poquito y junta la energía necesaria para sonreír y ser buena persona.

Chucha, digo yo.

Me voy a la ducha y como dijo la voz que habita mi ser me masturbo, y el agua cae sobre mi cuello mientras en el celular suenan Los Zafiros. Me pasó el jabón por la entrepierna y me afeito el pubis. En este momento hay tanto que sentir que no se puede parar. Me estoy sintiendo un poquito arrecha, un poquito enamorada. Eso lo repito en voz alta para que el cosmos se entere. Uno no se puede distraer. John Fante, Knut Hamsun, Fedor Dostoievski, ustedes son mis héroes, iluminen mi existencia.