La Calata Culta Sábado, 24 enero 2015

Hey amigo, te vienes a dar una vuelta conmigo.

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.
gatito

Foto: Rankin.

ESE DÍA YO SABÍA QUE IBA A FOLLAR, NO SABÍA CÓMO, NI DÓNDE. Supongo que mi vagina caliente estaba tratando de comunicarse conmigo. Y eso me bastaba como para ilusionarme un rato y realizar mis actos responsables con alegría. Eso pasó, ¿por qué no decirlo? Ese día yo me levanté arrecha. Era muy temprano, a lo lejos un gallo también se despertaba. Caminé hacia el baño, abrí la ducha y me bañé riquísimo. Luego el shampoo de ortiga ingresó en mis ojos y todo me ardía, una mierda. Me estaba desesperando ahí dentro y entonces me dije Calma Saturna, no a la desesperación, hoy fornicas. Y esa idea me llenó de energía. Me puse fuerte y aguanté el ardor en los ojos. Yo repetía bajito, mientras el agua me ahogaba el rostro, Hoy fornico, conchesumare. 

Y durante el resto del día, todo iba bien. Los mismos perros de la cuadra dando sus ladridos de la tarde, el afilador de cuchillos tocando timbres por todos lados. Yo sembré unas plantas ese día y la tierra se quedó bajo mis uñas. Yo observé mis manos y recordé mi infancia, así estaban mis manos de niña, con tierra bajo las uñas, con pelusas melosas entre los dedos. Y recordé mi espada de He Man, en ese tiempo éramos mi espada y yo sobre cualquier montículo de piedritas. Entonces me senté en el piso y encendí un cigarrillo, porque me di cuenta de que la Saturna niña se estaba despertando. Y le dije, No, tú te quedas ahí, no salgas a joder porque me distraes. Luego no sé como comportarme en el mundo de los grandes, yo he crecido, quiero parecer adulto.

Era momento de dejar ese frío suelo del balcón y las plantas e ir a ver a mi amiga Rockxy. Ella me estaba esperando en un bar de San Isidro. Y al mismo tiempo Ch por WhatsApp me decía que a qué hora iba a verlo. Él quería follar y seguro su idea era abrirme por el culo, yo no sé. Pero tenía que encontrarme con Rockxy porque no nos veíamos en años. Y uno sabe extrañar. Y por otro lado era la expo de K y yo quería ir y decirle hola, quiero cachar contigo de nuevo. Así que fui rapidito a lo de Rockxy (le dije que a veces no es necesario ver a la persona que quieres, sino tenerla en el pensamiento) y luego subí a un taxi con dirección al departamento de Ch. Y ahí estuvimos, bebimos unas cervezas, llenamos el espacio de humo y vimos un capítulo del dibujo Uncle Grandpa. Nos reímos hechos unos huevones, estábamos  contentísimos. Yo le acaricié la barriga al gato mientras escuchábamos a Chabuca Granda. Alzamos el volumen y dijimos Ella es la mami de la música, dimos vueltas por el departamento y pensé Esa Chabuca pudo ser mi chochera, porque sabía disfrutar de la vida. Ch me cogió de la mano y fuimos a la cama. Su bóxer era de Batman, eso me hizo sonreír. Me volteó y me la metió un ratito. Luego se la chupé hasta que se vino y dijo Esto fue demasiado. Nos quedamos recostados mientras sonaba la canción El puente de los suspiros.

 

El Puente de los suspiros

Puentecito escondido
entre follajes y entre añoranzas,
puentecito tendido
sobre la herida de una quebrada.
Retoñan pensamientos tus maderos,
se aferra el corazon a tus balaustres.

Puentecito dormido
y entre el murmullo de la querencia,
abrazado a recuerdos,
barrancos y escalinatas.
Puente de los Suspiros,
quiero que guardes,
en tu grato silencio,
mi confidencia.

Es mi puente un poeta que me espera,
con su quieta madera, cada tarde,
y suspira y suspiro,
me recibe y le dejo,
solo sobre su herida, su quebrada,
y las viejas consejas van contando
de la injusta distancia de la amante,
sus arrestos vencidos,
vencidos por los ficus,
de enterradas raíces, en su amada.

 

Luego cogí mi celular y vi las llamadas perdidas de K. Esa era, conchesumare. Me subí el calzón y dije Pensamientos jalan realidad. Salí a la calle y busqué un taxi, iba con la concha caliente pensando en su pinga dentro de mí. Llegué a su casa, lo vi, conversamos muy poco y ya nos estábamos besando. Él metió su mano dentro de mi short y yo recordé todo. Era tarde, me sentía cansada pero quería seguir follándome ese cuerpo. La vida es un momento y nada es cierto, buen día.

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.