La Calata Culta Miércoles, 26 agosto 2015

Christian Martínez: “Muchos hombres saben poco o casi nada de la sexualidad de su pareja.”

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.


Christian Martínez es sexólogo. También trabaja con niños, como psicólogo clínico. Eso me agrada. Desde hace meses quería conversar con él, pero por  “x” o “y” no se podía. Y ahora quiero saber su punto de vista sobre algunos temas… Fui a visitarlo a su consultorio y hablamos de la homofobia, de la “decadencia de los valores”, de los hombres que no piensan en los orgasmos de sus parejas. Muy sabroso. Aquí va.

¿Cómo así eres sexólogo?

El título de sexólogo es porque la gente te lo pone. Siempre digo que hago terapia clínica, pero ligada al tema de sexualidad. El termino sexólogo suena más retador, sin embargo.

Estudiaste psicología.

Yo venía estudiando psicología en La Católica, y llego a Inppares por Patricia Espinoza. Empecé siendo voluntario juvenil y me quedé trabajando buen tiempo. Luego comencé a trabajar netamente en mi consultorio privado.

¿Qué tal te va?

La experiencia es muy enriquecedora, porque ves que la gente busca un espacio para poder hablar. De hecho los entiendo, porque a mí mismo nadie me había hablado antes de sexualidad. Mi papá me habló de sexualidad cuando a los 12 años me encontró una Playboy escondida. Cuando he dado charlas en en colegios me he dado cuenta de que la problemática sexual viene desde que somos pequeños.

¿Cómo es el público de tu consultorio?

Yo diria que hay dos tipos de público. Uno es hasta los 40 años. Y el otro es de 40 años en adelante. Generalizando, los de 40 en adelante son más conservadores. Lo de 40 a menos son más abiertos. Ahora puedo tener chicos de 25 o 30 que vienen con sus novias, para tratarlos. Los de 40 para adelante, cuando se les habla de hacer ejercicios sexuales, que son ejercicios masturbatorios, dicen “no, la masturbación es mala, está prohibida”. Pero tener amante lo pueden ver bien, porque es de hombres. Porque uno, como hombre, tiene que responder a su pareja o a las personas que se le lancen. Un hombre tiene que demostrar que no es homosexual.

¿Cuál es la actitud de un paciente hombre en un consultorio como el tuyo?

Quieren solucionar problemas que vienen de años en una sola sesión. Casi siempre un problema sexual es un problema mental.

¿Todo gira alrededor del pene?

El hombre tiene que demostrar que tiene un pene lo suficientemente grande, que va a durar mucho tiempo erecto. Y para la mujer se vuelve una retroalimentación: si no hay erección ella piensa que ya no la desea o que le está sacando la vuelta.

Habría que ver el sexo mas allá del coito y de la penetración.

Sí, el erotismo es infinito. Y el primer órgano de estímulo sexual es el cerebro.


¿Cómo estuvo tu último encuentro sexual?

Si te refieres a la relación coital, pues diría que muy placentero para ambos. Si haces referencia al último encuentro erótico, pues muy seductor, insinuante y más que placentero…

¿Crees que tener una vida sexual más placentera contribuye directamente a la felicidad de las personas?

Definitivamente. Por eso creo que la sexualidad no debe centrarse solamente en el coito, en la penetración o en la estimulación del pene y del clítoris. Si vemos por ese lado el placer sexual, pues todo llegaría a volverse monótono, rutinario. En cambio, el placer de la seducción y del erotismo es infinito, vivir una vida sexual ligada al erotismo individual, de pareja o colectivo (según las preferencias) es lo que realmente hace la felicidad y el placer sexual.

Un último estudio muestra que los jóvenes ingleses se muestran más abiertos que los jóvenes de hace 20 años en torno a la posibilidad de sentirse atraídos por alguien de su mismo sexo. Imagino que buena parte de la gente consideraría esto un síntoma de decadencia de valores. ¿Qué piensas tú?

Los valores van cambiando. Los valores de hoy no son los mismos con los que crecieron nuestros padres, madres o abuelos. Si bien hay una columna vertebral de principios éticos, los valores en la sociedad se van adecuando. Ahora la sexualidad es más abierta que hace varios años, y en los jóvenes los temas de experimentar con sus afectos, erotismo, sensualidad y sexualidad se ha vuelto común, esperado. Las mentes se van abriendo, los prejuicios desaparecen poco a poco y eso es bueno. Pero todavía falta mucho por hacer.

En tu experiencia, ¿cuál es la principal queja de los hombres sobre las mujeres en materia sexual?

Los hombres están muy pendientes de su respuesta sexual, y son capaces de invertir mucho dinero para tener el título de “hombre viril” o “amante perfecto”… Pero muchos, por no decir la gran mayoría, saben poco o casi nada de la sexualidad de su pareja. Hago hincapié en que los hombres deben conocer y reconocer a su pareja sexualmente. Muchos hombres cometen el grave error de creer que todas las mujeres son iguales, y que les ha bastado tener sexo con una mujer para saber cómo darles placer a todas. Por ello, están muy pendientes de escucharlas gemir o gritar mientras las penetran, para que así tengan la señal: han logrado un orgasmo (gracias a mi capacidad como amante). Si no lo logran, pueden entrar en crisis emocional por temor a que cuestionen su “masculinidad”. Por ello, la gran alternativa es pagar por sexo o buscar a una mujer que les haga sentir que son buenos amantes, claro, mientras ella finge un orgasmo.

¿Y qué dicen las mujeres?

La queja principal de las mujeres es que los hombres no son buenos amantes, que solamente están buscando penetrarlas y eyacular, pero no están pendientes de cómo hacerlas sentir orgasmos, placeres o simplemente momentos excitantes. Los hombres suelen quejarse de que las mujeres no son muy calientes, es decir, “debo invertir mucho tiempo calentándolas con juegos previos hasta que estén húmedas y así poder penetrarlas”. Muchos hombres creen perder el tiempo con besos, caricias o seducción. Lo que intentan es tocar (ni siquiera estimular) el clítoris, para que ellas estén listas para ser penetradas.


¿Tú crees que el sexo puede ser mejor con drogas?

No. Si bien drogas lícitas como el alcohol ayudan a desinhibirse, es decir, a que uno pierda la vergüenza y por eso se vuelva más atrevido o atrevida, si es consumido en exceso… Pues, no disfrutarás del momento sexual porque no tendrás una erección, no tendrás una buena performance, te quedarás dormido, etc. Por eso, para fines sexuales hay que consumir alcohol con moderación. Y con las drogas ilegales pasa lo mismo, con la aclaración de que la adicción a ellas puede traer problemas más complicados, como disfunción eréctil en los hombres.

Quisiera tu opinión sobre el acoso callejero, que es algo que ha existido, existe y seguirá existiendo. ¿Qué nueva actitud crees que deberíamos tener nosotras, las mujeres?

Tener el valor suficiente para encarar al acosador y no solamente denunciarlo sino, como mínimo, poder “cuadrarlo”. Eso haría que una mujer realmente se sienta empoderada y capaz. Si una lo hace sería bueno, pero si todas lo hacen lograrán que estos hombres acosadores la piensen dos veces, o teman hacerlo. Paralelamente, debe existir todo un plan nacional para abordar adecuadamente el tema, donde se incluya educación en temas de sexualidad. Solamente así los niños, niñas y adolescentes crecerán en una sociedad un poco más igualitaria y con respeto.

¿Te parece que la homofobia puede ser la manifestación de un deseo homosexual reprimido?

Definitivamente. La homofobia, más que el odio a la homosexualidad, es el miedo a la homosexualidad. Miedo a que otras personas crean que yo no soy lo suficientemente hombre o mujer como lo manda la sociedad, y por eso antes que me mariconeen a mí, yo mariconeo al otro. Así, los otros creerán que el homosexual es esa persona y no yo.


¿Qué prejuicios sexuales siguen existiendo en el Perú?

Miles. Si pudiéramos cambiar cada prejuicio sexual en el Perú por dinero, creo que seríamos uno de los países más ricos del mundo, y de manera sostenible. El primer gran prejuicio es el de tocarse el cuerpo. Ojo que no hablo de masturbación genital, sino de tocarse eróticamente el cuerpo, y si no rompemos ese gran prejuicio estamos fregados a nivel sexual, porque se viene todo en efecto “bola de nieve”.

Yo creo que primero debe venir el sexo y luego el amor. ¿Qué piensas tú?

Yo creo que son dos cosas distintas. Sexo puedes tenerlo por placer, para pasarlo bien o para conocer más a tu pareja: puede que no haya amor en ninguno de estos casos, pero te aseguro que la pasarán bien. Lo que sí podría existir es atracción, afecto, interés, simple excitación. El amor es un proceso, no se alcanza inmediatamente: uno primero se enamora, y cuando te enamoras es de alguien que no conoces. Recién estás conociendo a la otra persona en los temas más íntimos. Ambos se sienten atraídos y se gustan, ello les genera placer, emoción, intriga, y hace que todo “sea bonito”. Pero el amor se alcanza con el tiempo. Sucede que nos han vendido la idea de que el sexo debe ser con amor, cuando en realidad una cosa es sexo y otra cosa es amor. Ahora, coincido contigo en que si dos personas se atraen, se gustan, tienen sexo, se enamoran… a ese “tener sexo” se le podría ir llamando “hacer el amor”. Es “hacer el amor” como un “ir fabricando, ir alimentando el proceso de sentirse enamorado, hasta sentir que se ama”. Por ello, podríamos deducir que en muchísimos casos primero viene el sexo y luego el amor.
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Comparto con ustedes el póster del taller de escritura de setiembre en Machucabotones. ¡Un saludo con todos!
-Leslie

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.