La Calata Culta , noticias Jueves, 29 octubre 2015

¿Quién eres tú, perrito, para juzgarme?

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.

Ilustración: Luis QUiles

Los perros estaban debajo de la mesa. Eran como dos bolsas negras para la basura: tuve que acercarme bien para verificar que eran dos perros. Luego nosotros estábamos sobre el sillón, besándonos, y yo me sentía como una chica de dieciocho años: arrecha. De pronto recordé una porno que vi el otro día, trataba de una chica que les hacía sexo oral a dos policías en una comisaria. Me excité más. Él me gustaba un poquito, quería que me gustará otro poquito. Por eso tenía que bajarle el pantalón. Creo que su voz nasal y su aspecto de nerd eran su plus. Pasaban los minutos y yo sabía que quería sentir ese escroto en mi mano, para apretarlo, para decir Qué rico, huevón. Por otro lado, me sentía ansiosa, no quería estar ahí. ¿Por qué no me quedé en mi casa viendo a Rigby y a Mordecai?

–¿Si tu mujer viene? –le digo.

–No va a venir.

–¿Cómo sabes?

–Está en un coctel, ella es la anfitriona.

–¿Y? Puede sentirse mal y venir a su casa.

–No va a venir, no soy huevón.

Él me dice que no es huevón (todos los huevones dicen eso) y yo le creo. Me bajo el calzón. Luego creo que suena la alarma de un carro y los perros comienzan a aullar. ¡Perros conchesumares, me han asustado! Debería irme descalza corriendo y a la mierda todo. Pero me quedo, porque quiero que me la meta despacito. La adrenalina me gusta pero me caga la vida. Nos manoseamos como si nos conociéramos de siempre. Y solo nos conocemos desde hace unas horas.

–Ella no va a venir, suelta ese culo.

Me dice eso porque se da cuenta de que estoy tensa. Las cortinas están abiertas. Y yo estoy con el culo en su rostro. Con la mirada fija en la puerta, pensando que ahorita se abre y entra ella. ¿Qué podría decirle? Quizás podría cantarle Un ratoncito chiquito, chiquito… Es una canción de mi amiga Verde Luna, siempre que la canto me río y siento paz.

Suena el celular y escucho una voz de mujer. Pienso, La cagada. Mi vagina se estrecha. Él se ríe y hace un gesto para que se la chupe. Se la chupo. Habla un rato. Cuelga.

–¿Quién era? –pregunto sacándome su pene de mi boca.

–Mi hija, quería que le diera permiso para una fiesta. Yo le he dicho que vaya a pedirle permiso a su mamá.

Vuelvo a chupársela como si fuera el último pene en el mundo. Porque es un pene limpio, y la limpieza siempre se premia. También huele como a mandarina, no se me ocurre otra manera de ponerlo. Él me acaricia el rostro mientras me penetra. Él me dice que le gusta mi rostro porque le arrecha. A mí me gusta su cuerpo moviéndose sobre el mío. Voy sintiendo mil huevadas y me corro riquísimo. El sexo se acaba y me quiero ir. Ya nada me importa en este lugar. Voy al baño, corro calata por el pasillo y observo su pizarra colgada en la pared. Parece que él es un hombre ocupado, que piensa. Me gusta. Con razón está medio pelón. Entro al baño y me siento sobre el WC. Orino y algunas gotas caen sobre la mayólica, las seco con mi media de Rosita Fresita y entonces un perro entra a tomar su agua. Pero yo no lo dejo. El perro tiene sed. Quiero acariciarle la barriga pero el perro se molesta, veo su cara como diciéndome No me toques.

Yo he venido a follar, perro. No te confundas, tú también harás lo propio. ¿Quién eres tú, perrito, para juzgarme?

Ese día caminé hasta Republica de Panamá con Angamos para volver a mi casa. Estaba empezando a llover y se me cansaban los pies. También caminaba rascándome la entrepierna, porque me picaba la vagina. Pensé ¿Por qué me olvide del condón? Caminé un buen rato sola y me compré unos cigarros en una bodega. Recordé el grosor de su pene y me tembló una nalga. Cómo es, ¿no? Uno se pone a recordar y los nervios saltan. A mí siempre me salta el culo.

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Amigos, me tomo la libertad de compartir con ustedes el siguiente video. ¡Un saludo!

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.