Fiorella Terrazas, poeta con actitud

Foto: Johanna Massiell.

El otro día me encontré con Fiorella Terrazas, la popular Fío Loba en las redes sociales. Ella escribe poesía, trabaja como contadora, y parece buena gente. Ha publicado dos poemarios, «Dejo cabellos en los bares» y «Espino(sz)a», y me parece una muchacha aguerrida. No le importa si no le alcanza la plata: ella se autogestiona sola y estira el brazo. Todo sea por la escritura.

Eres contadora de profesión. Escribes poesía. ¿Cómo te sientes?

Es verdad que estudié contabilidad, una carrera completita que no me gustó ejercer… Pero agradezco a la vida y a mis padres el habérmela dado: con eso me alcanzó para solventar un poco otros estudios. He autogestionado viajes para hacer ferias, recitales de poesía. También estoy reencontrarme con el público de Cajamarquilla, gracias a la invitación del Festival Nacional de Literatura: fue una experiencia renovadora.

¿En qué momento supiste que querías dedicarte a la escritura?

Yo encontré en la escritura una manera de testimoniar. Cuando empecé a escribir tenía 13 y estaba llena de problemas existenciales. Leía, pero no me aferraba a los libros sino a una especie de vida imaginaria. En ningún momento intenté hacerla real, pero la escribía.

¿Qué dificultad encuentras cuando escribes?

Encontrar tiempo. Ahora aprovecho las madrugadas. Otras dificultades son, tal vez, que quiero usar calificativos en demasía. O tengo a veces exceso de malditismo, lo cual no está bien. No sé.

¿Cuántos poemarios has publicado hasta el momento?

En el 2013 publiqué la plaqueta hecha a mano Dejo Cabellos En Los Bares. Este año, en junio, publiqué el muestrario Espino(sz)a, también autogestionado. Esto con la misión de difundir mi poesía. Me gustó poder ir yo y a hacer todo el trabajo de imprenta, el diseño, cargar los paquetes con las placas y luego los papeles impresos. Aún hasta hoy los compagino y doblo. Le tengo cariño a todos y cada uno de esos ejemplares, como le tuve cariño a las plaquetas en el 2013.

Mujer yuca que transcribes el paisaje con tu dedo índice

calcula la distancia exacta de este amor de mar que aquel niño marinero no deja de ver.

Yuca que vives en un bote y miras a las olas acariciar la fauna marina.

Mujer que cultivas aeroplanos en tu propio cielo sembrado de miradas.

Niños oscuros y claros tratando de calcular el tamaño de tus labios que no se ven en esa faz blanca de yuca.

¿Qué poema tuyo podrías recomendarme?

Si buscas leer algo juvenil y más femenino podrías leer mi plaqueta Dejo cabellos… completa, como un solo poema. Si no, lee “Papífera”, que es el poema más logrado de Espino(sz)a. Creo que “Papífera” representa lo que muchos hemos sentido con nuestros papás alguna vez, cuando entendemos que no quiere que nos dediquemos al arte. Sin embargo, estamos bajo su techo y compartimos la mesa. Y a pesar de eso seguimos haciendo arte, admirándolo y hablando de ello.

También organizas eventos literarios. ¿Qué tal eso?

Es verdad, me lancé a organizar eventos, logré acondicionar un espacio que fue el Koca Kinto Restobar, y allí realicé los eventos que había planeado: salieron bien. Ganamos aprendizaje, ganamos amigos, ganamos música. Esa etapa pasó y ahora estoy dedicada a la escritura y el diseño.

¿Piensas que la gente lee menos poemas que novelas?

No, conozco a mucha gente que lee poesía. Yo creo que mientras lean estará todo bien, ya que se llenan de conocimiento para luego transferirlo a los demás.

¿Actualmente en qué proyectos estás?

Estoy editando a full mi primer poemario, tiene que salir IDEAL, así que me estoy fajando en eso. Luego preparando más contenidos para mi blog: “Mano Fantasma”. Para que se vuelva una revista y comprarme el dominio. Y seguir participando en festivales, recitales, tal vez volver a hacer performance como antes.

Foto: Johanna Massiell.

¿Qué te da risa?

Las conversaciones con mis amigos, escritores y no escritores, los fines de semana cuando hacemos unas chelas en Quilca.

[Un link de su plaqueta “Dejo Cabellos En Los Bares”.]