La Calata Culta , noticias Jueves, 31 mayo 2018

Acá estoy. Sigo viva.

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.

Ilustración: «Pizza + Roses + You ❤» de Nono Astro Irareza

Acá estoy. Sigo viva. Con un poquito de tos pero sigo respirando. Ayer tuve un sueño. Soñé que estaba en la casa de mi abuela. En su sala. Y estaba dictando una clase. Y de pronto unos alumnos no se callaban. Una chica estaba con su celular en las manos, y otros dos chicos hablaban en vez de editar sus textos. Y me llegó al pincho y les dije Se pueden callar la puta boca. Y me desperté.

Ayer me saqué una cana. El año pasado me saqué la primera. Solo lo escribo por acá para recordarlo en el 2028.

También soñé que caminaba en medias por la calle. Creo que estaba por el centro comercial El Polo. Era de noche. Hacía frío y había neblina. Y yo no sé por qué estaba en medias. Y una señora que parecía Wendy Ramos estaba fumando un cigarro afuera del casino y dijo Cómo quisiera caminar en medias igual que esa chica. Eso se lo dijo a su acompañante, creo que era un hombre pero no le vi el rostro. Yo la escuché y volteé a observarla. Le dije Camine, pues.

Estoy sentada al borde mi colchón y me saco un moco. También pienso en cómo será este día y me da flojera. Quisiera meterme debajo de la colcha y seguir durmiendo pero en mi cabeza escucho la voz de mi papá diciéndome Estás loca o qué. Y me pongo mis medias. Afuera pasa un avión y a lo lejos alguien silba.

Me suena la barriga. Aún no he desayunado. Tengo hambre pero soy floja. Me da flojera levantarme y prepararme el desayuno. Creo que mi mamá tiene razón, si ella no está, yo no como. Soy floja hasta para mi propia barriga. Ahora tengo flojera de hervir agua, de calentar el pan. No sé qué comer. Si pan con huevo frito o pan con palta. Pero sí sé que quiero follar.  Follar duro. Y que el chico me tape la boca con su mano mientras me penetra. Eso me excita últimamente.

Hace rato abrí un video en el YouTube donde un chino me iba a decir cómo aprender cualquier cosa difícil en 5 minutos. Y yo pensé Estafador. El chino también dijo que escriba la palabra maestría en mi cuaderno. Yo no escribí nada y cerré el YouTube. Me puse a leer sobre estrategias de marketing para vender más. Y a la conclusión que llegué fue: Sé tú mismo. Si dices lo que piensas, llegas más lejos. Si vendes un mal producto, te quedas por el camino. Tirado, como una mierda en el pasillo. Como Sharon Stone en Casino. Una tiene que crear productos que alivien dolores. Y yo me pregunto ¿Qué dolor calmará la escritura?

En el sueño que tuve ayer mi perra me decía Él me gusta como para ir al parque a manosearnos un rato. Y yo le dije ¿En serio, Wira? Y Wira respondía Ese perro me excita. Y se lamía su pata derecha. Y yo recuerdo que también conocí a alguien que me excitaba. Pero en ese tiempo era una pichona y no sabía vivir. Ese chico me gustaba porque nos reíamos mucho y follábamos mucho. Y un día paré. No sé por qué nos dejamos de ver. Miento. En verdad, sí sé. Lo dejé de ver porque me aburrí. Y porque un día vi unos sachets de kepchup al lado de su mouse. Y otro día vi unos mondadientes usados sobre una banquita. Y yo dije A este cuarto no vuelvo más. Mis razones a veces pueden sonar absurdas. Recuerdo que hace años, cuando tenía 15, salía con un chico llamado Michael. Él era electricista. Y yo era una chiquilla caprichosa. Un día dejó de arreglar un televisor para ir a verme. Recuerdo que nos gustaba besarnos por las calles de Surco con poca luz. A él le gustaba apretarme el culo. Y un día cuando caminábamos de regreso a mi casa, en una esquina, me dijo A mí me han dicho que a ti te gusta la leche. Y yo me preguntaba ¿Quién le ha dicho? Esa frase fue fulminante. Me pareció que tenía una fea sonoridad. Me dolió un poquito, porque él estaba insinuando que yo era una puta, ¿no? Por esa frase dejé de verlo. Y además, ¿cómo ese conchesumare se había atrevido a decirme que me gustaba “la leche”? Cuando en ese tiempo yo no había follado. Yo recién follé a los 18 años. A los 15 no había sacado semen de ningún pene.

Me quedo sobre esta cama, con esta pijama y este pelo desordenado, escribiendo. A veces no sé para qué escribo pero sigo escribiendo. Escribo lo primero que se me ocurre. Escribo cosas como Ayer nos besamos en la boca. Luego me penetraste y yo te dije Dale, dale. Tu pene es mi regalo por ser una buena persona. Porque no espero nada a cambio. Me lo merezco, por soportar a seres humanos jodidos que me ponen a prueba. Por sonreír cuando no tengo ganas de sonreír. Quisiera sentarme sobre tus piernas. Quisiera levantarme de esta cama, ponerme mi calzón y luego quitármelo en tu casa.

Si mi papá supiera tu edad, me diría Estás loca o qué. Si mi mamá me preguntara por ti, yo le diría Me gusta porque razonamos, nos emborrachamos y follamos. Yo sé que eso a mi mamá le parecerá  incorrecto pero yo no soy mi mamá.

“El problema de follar bien con alguien es que luego te quedas pensando en esa persona”.

Recuerdo que eso me dijo Bupsy la vez pasada. Me lo dijo  cuando la acompañé a hacerse una prueba de embarazo. Recuerdo lo que pensaba esa tarde. Cómo se sentirá. Con quién lo habrá hecho. Cómo habrá sido. Pensaba sobre todo en eso. En cómo habrá tenido que follar para que ahora tenga miedo de estar embarazada. Seguro que fue con mucha arrechura. Con mucha inconsciencia, pensé y me arreché un poquito. Y luego dije Claro, y ahí están las consecuencias. Le escribí un mensaje y le dije Ya estoy en camino, no te preocupes. También le dije Espérame en el laboratorio. Y ella me dijo No, yo te espero en la iglesia, esa que está al frente de Tottus. Y así fue. Me bajé afuera de la iglesia. El laboratorio está a tres cuadras pero Bupsy no quería ir sola. Estaba esperándome con su faldita rosada y sus botas marrones. Nos abrazamos. Le dije Oye cojuda, ¿qué pasó? Y ella me dijo Follé con un egipcio en Barranco. Y automáticamente recordé el dibujo Carmen San Diego. Ese dibujo lo veía cuando estaba en sexto grado. Me gustaba. Siempre me ha gustado la investigación. Por eso creo que podría ser un buen detective. Me gustaría investigar casos pasionales. Le pregunté ¿Dónde lo conociste? Y me dijo En Tinder. Cuando una persona me dice que usa Tinder, mi mirada cambia. Si esa persona es observadora se dará cuenta de que lo estoy mirando como a un idiota. Pero Bupsy no era idiota, solo estaba distraída. Y por eso, esa tarde caminábamos por la avenida Guardia Civil con las manos en los bolsillos. Por ratos calladas. Le conté que la vez pasada había visto La Mosca en Netflix. Ella me dijo ¿Sí? Esa película es antigua, ¿no? le dije, pero hay una escena que me impactó. Cuál, dijo. Y se pasó la mano por la nariz. Cuando la protagonista está echada en una camilla de una clínica porque va a dar a luz, y pare una larva. ¡Ag! gritó Bupsy, qué escena tan fea. ¿Por qué? le pregunté y ella me dijo Llegamos al laboratorio.

Empezaba  a anochecer.

Escribir es como estar desnuda. El trabajo de la escritora es mostrarse, superando la vergüenza y el miedo al ridículo.

Escribe lo que sientes. Aprende a emocionar con tus palabras.

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A colocar tus ideas en el papel.
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Metodología:

La enseñanza es personalizada.
Se aprende a través de la motivación.
En Machucabotones se trabaja en un ambiente de cordialidad y compañerismo.
Nuestros alumnos aprenden a razonar. Acá nada se aprende de memoria.
Filosofía del juego.

¿Dónde? En Miraflores.
¿Cuándo? 16 de junio.
¿Horario? Los sábados de 5pm a 7:30pm
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La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.