La Calata Culta , noticias , sociedad Martes, 5 mayo 2020

«Hace tiempo que eso (las cárceles) ya es un sistema de tortura permanente»

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.

Título original: Carlos Álvarez: «Hay mucha gente dentro del penal que hace su propio esfuerzo por rehabilitarse»

Una foto del recuerdo: el padre Hubert Lanssiers y Carlos Álvarez Osorio.

Cada vez que converso con un ex interno le pregunto si conoció al padre Hubert Lanssiers, y si fue así que me cuente una anécdota. Por ejemplo, el año pasado conocí a Roberto. Él es un ex interno que estaba en la expo-venta de artesanías que organiza el INPE todos los meses de diciembre, a través de la asociación Dignidad Humana y Solidaridad, y que sucede en el ICPNA. Roberto me ayudó esa noche con los códigos, porque yo estaba en la caja. Me decía el código y yo veía el costo, y si quedaban más piezas. Al día siguiente, en la mañana, volví al ICPNA para sacar las cuentas, y cuando las cuentas cuadraron nos pusimos a conversar.

Roberto me contó su historia con el padre Lanssiers. Me dijo que le gustaba conversar con él, que el padre lo escuchaba y lo motivaba a salir adelante. Y que siempre, desde el inicio, le dio libros. A Roberto los libros mucho no le interesaban, él prefería estar en el patio fumándose un pucho. Pero el padre era insistente, y un día le prestó La Odisea. Y a Roberto le voló la cabeza.

Se ilusionó nuevamente con la vida y comenzó a cambiar. Dejó de estar tantas horas en el patio fumando y se metió a talleres. No tenía el dinero para pagarse un abogado que viera su sentencia, entonces el padre le ayudó dándole libros de derecho, diciéndole Tú te vas a defender solo. Muchas veces Roberto se dijo Yo no voy a poder, ni hablar. Yo no sé de leyes. Pero cada vez que el padre Lanssiers se cruzaba con Roberto en el patio, le decía Lee. Y Roberto aprendió tanto de derecho penal y leyes que se defendió solo ante los tribunales y logró aminorar su pena. Y por eso, esa mañana Roberto pudo conversar conmigo en esa galería del ICPNA.

Hace rato leí en internet una historia que el padre Lanssiers siempre contaba. El capitán Scott con su tripulación viajó con un trineo al polo sur. Un día, uno de los exploradores enfermó. Entonces los compañeros entraron en un dilema. ¿Qué hacemos? ¿Lo abandonamos o lo llevamos? Pasaron 6 meses y encontraron los cadáveres de todos. Yo me pregunto ¿Qué pensaría el padre Lanssiers ante esta situación de hacinamiento y posibilidad de contagio del Covid-19 en las cárceles del Perú? Los presos son población vulnerable y sus vidas también son valiosas.

Carlos Álvarez es director de la asociación Dignidad Humana y Solidaridad y ha trabajado con el padre Hubert Lanssiers, y conoce muy de cerca la realidad penitenciaria. Desde hace más de 30 años, su trabajo está enfocado en lograr que los presos del Perú recuperen su dignidad. Gracias a él pude entrar el año pasado al penal Miguel Castro Castro, y dictar un taller de escritura. Allí vi cómo los internos transforman sus vidas a través del arte. Carlos y un ex interno de Castro Castro han tenido la gentileza de contestarme la llamada.

— Carlos, ¿dónde estás?

Por un cacerío llamado Pampa Hermosa. Por Huánuco, o Cerro de Pasco.

— ¿Selva central?

Es selva central, sí, sí. Y me fui porque me dijeron que iban a aminorar las visitas a los penales, y todo el mundo comenzó a cancelar reuniones. Y hasta ahora sigo acá.

— Y antes de que salieras ¿tuviste reuniones con el INPE?

¿Esto es la entrevista o estamos conversando?

— Ya empezamos.

Bueno, sí, con César Cárdenas, el ex jefe del INPE. Estaba preocupado porque ya se reunía con las personas del Ministerio de Salud. Ante el hacinamiento había muy poco que hacer. Bastaba que apareciera un infectado y ¿a dónde lo iban a llevar? Dentro del penal, tú sabes, no hay espacio. Los pasadizos están llenos de gente que duerme. ¿Al patio? El patio es pequeño. Si bajan, bajan todos juntos. No hay sitio ni siquiera para pasear, ¿a dónde van a ir? No hay sistema de salud, ¿qué se va a hacer? Medicina no tienen, el presupuesto del INPE es bajo. Es decir, es toda una catástrofe. El sistema ha colapsado hace mucho tiempo y ahora se ve.

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Foto: Leandro Britto

— ¿Por qué han esperado tanto tiempo para entregar algo tan básico como las mascarillas?

Cuando se desata el problema hay cambio de presidente del INPE y viene Gerson Villar Sandy. Es una persona nueva, un gran tipo también, y él asume esto con el problema del pasado. Y por supuesto, toda entidad del estado requiere un pedido para esto: una aprobación para acá, una aprobación para allá, y mientras te aprueban, pasan los días. Así es la burocracia, ¿no? Y el presupuesto que no hay. Era previsible que no pudieran reaccionar, ¿no? Si tú has visto que el Ministerio de Salud hasta ahora no puede conseguir pruebas para el nivel nacional, o sea para la gente en general.

— Carlos, en 1996 el padre Hubert Lanssiers lideró la Comisión Ad-Hoc para casos de personas injustamente detenidas por terrorismo, ¿cómo hicieron para activarla?

Es que eran otras condiciones. Había mucha gente en las cárceles que cayeron siendo inocentes, simplemente porque se le ocurría a alguien mencionar tu nombre y te metían preso. O porque te encontraban en un lugar equivocado. Y se le dijo al presidente de ese tiempo que esos problemas existían. Además, también los tribunales sin rostro condenaban sin mucha investigación. Entonces, el presidente creó una comisión especial para revisar esos casos. Salieron más o menos 500 individuos, pero eran otras circunstancias. Siempre ha funcionado una comisión de indultos, salvo en el gobierno de Alan García, que dicen fue todo corrupto. Y de ahí para adelante ningún gobierno ha querido. Vamos a suponer que las anteriores comisiones fueron corruptas, ¿qué tanto miedo tiene la actual?  Si ellos no son corruptos. No tienen por qué hacerlo corruptamente: que lo hagan decentemente, pero que lo hagan. Tienen que hacerlo. Que nos demuestren que no son corruptos y que además saben trabajar. Yo siempre les digo O sea ustedes se van a ir con las manos limpias por no hacer uso de la comisión, por no hacer nada. A mí eso me parece peor.

— ¿Qué casos deberían salir?

Hay mucha gente dentro del penal que hace su propio esfuerzo por rehabilitarse. Busca trabajar, busca estudiar, y no se consigue eso tan fácilmente dentro de la prisión. Esa gente merecería que haya un reconocimiento. También hay mucha gente a la que le falta muy poco para cumplir su condena. A esas personas podrían aminorarles los cinco, seis, siete u ocho meses que les faltan. Hasta un año, creo, podrían comenzar a aminorarse. También los que están muy mayores de edad. Arriba de los 60, 65 años, que están con enfermedades crónicas, que ya casi ni se pueden mover… Todos esos, por ejemplo, ¿qué hacen en la prisión?

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Foto: Renzo Salazar

— ¿Hay algún penal donde se pueda trasladar a los presos con el Covid-19?

Ningún penal tiene espacio. Todos están… el Sarita Colonia, en el pabellón de jóvenes hay 125 celdas y 1951 muchachos. ¿Te imaginas cuando cierran las puertas a dónde tienen que ir para hacer sus necesidades? En las mañanas, cuando abren las rejas, salen volando con bolsas y botellas llenas de heces y de orina, para tirarlas en dos huecos que hay en el patio. ¿Tú te imaginas eso? Hace tiempo que eso ya es un sistema de tortura permanente.

— ¿Nunca antes había sucedido un caso de contagio en los penales?

Hubo una época en la que el cólera llegó así, como una peste, y se moría la gente todos los días. Pero de la envergadura que ahora hay, no. Nosotros, con el padre Lanssiers recogíamos los cadáveres, porque nadie los quería levantar. Los poníamos sobre una frazada y los sacábamos a la calle. Y ahí esperaba una ambulancia o los familiares, para que se los lleven.

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Foto: Piko Tamashiro

 

✪ Conversación telefónica con un ex interno del penal Castro Castro ✪

— ¿Cuáles son los reclamos de los internos?

Los internos reclaman que en los tópicos de la gran mayoría de penales no hay la medicina que normalmente había para paliar sus enfermedades. Y por eso han estado haciendo protestas. El siguiente reclamo es porque el Ejecutivo emitió un decreto supremo por los indultos que iba a otorgar, pero tiene muchísimas restricciones. El Ejecutivo no ha sido claro en cómo se va a ejecutar todo eso, y cuándo.

— Y el tiempo pasa.

Exacto. Sabemos la buena predisposición del actual presidente del INPE para paliar esto, pero también sabemos que cuando se trata de evacuar a algún interno los hospitales están llenos de gente, y es gente que no está presa. No hay quien te quiera recibir.

 

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Foto: Piko Tamashiro

— ¿Hay comunicación del presidente del INPE con los mismos internos?

El motín ha sido la semana pasada, asumo que se debe haber hecho toda la documentación. Y el presidente del INPE ya debe estar formando un equipo para realizar las visitas a cada penal. La idea es que alguien pueda decirle a la población penal qué se está haciendo. Y que los internos sepan que hay la voluntad, que no sientan que están solos. Asumo que debe haber una enorme desesperación y miedo, porque tarde temprano te va a llegar y te vas a morir.

— ¡También los trabajadores penitenciarios!

Claro, porque todos conviven. Un trabajador penitenciario está las 24 horas dentro del establecimiento, y ellos también tienen miedo.

— Si no hay la comunicación debida, los motines van a ser pan de todos los días, ¿no?

Exacto. Muchos de los internos saben que no es el mejor momento para hacer un reclamo, pero si no alzan su voz de protesta, nadie los va a escuchar y se van a morir. Lo importante es comunicarse con ellos. Hacerles saber que, lejos de lo que puedan haber cometido, también están dentro de las prioridades del gobierno. Se ha dado la ley para la despenalización, pero ellos no tienen idea de dónde presentar los documentos.

— ¿Cuánto tiempo estás fuera de prisión?

Yo tengo tres meses fuera de prisión.

— ¿En qué penal estuviste?

En Castro Castro.

— ¿Cómo te sientes estando tres meses fuera?

En este momento yo puedo estar con mi familia, cumpliendo mi aislamiento en mi domicilio. Si no hubiera sido así, yo estaría con mis compañeros en el penal. Por eso te hablo con esa autoridad, porque he estado hace poquito con ellos. Yo pido que el estado entienda que no es momento de ver quién cometió el delito más grave: estamos hablando de seres humanos. Es necesario que a todo este grupo humano lo incluyamos en los proyectos que tiene el Ejecutivo. Nadie dice que se abran las puertas de los penales y que se vaya todo el mundo a su casa, eso es imposible. Ahorita se debe indultar a todo aquel que esté próximo a egresar: hay internos que están a tres meses de cumplir su pena total. Ahí no es necesario hacer ningún análisis, sea el delito que sea. Si hay un delito que va a cumplir  de acá a 5 meses, ¿para qué esperar? Hay personas que están con enfermedades terminales.Y lo más triste es (porque ha pasado esto) cuando el indulto llega y ese interno ya falleció. El Ejecutivo a veces no toma estas decisiones porque siente el rechazo de la sociedad. Lo sé. Porque la sociedad dice Para qué pensar en ellos. Esta es una situación en la que prima la vida del ser humano, sea cual sea su condición.  Tiene que haber la intención de que no muera más gente. Sabemos que no podemos evitar que la gente muera. Es normal que la gente muera. Pero sí podemos evitar que la gente muera masivamente●

 

 

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.