La Calata Culta , noticias , Salud , sociedad Miércoles, 3 junio 2020

Víctima de incendio en VES: «Ni la municipalidad, ni el Estado, ni el dueño del camión me han dado nada»

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.

Título original: Josué Manco: «Yo no pedí quemarme»

 

Foto: Andina

Foto: Andina

Un día sales por el pan. Un camión de gas explota a tu lado. Más del 60% de tu cuerpo se quema. Tu casa queda destruida. Las personas responsables no se hacen cargo. Eso le pasó a Josué Manco (34), repartidor de alimentos en el Mercado N° 1 de Surquillo. Le fregaron la vida el 23 de enero, cuando sucedió la deflagración en Villa El Salvador que mató a 34 personas. ¿De qué depende que las empresas que te han dañado se hagan responsables de sus actos? ¿Por qué hay impunidad? ¿Es acaso racismo? Si esta misma tragedia hubiera sucedido en Miraflores, los 11 sobrevivientes no estarían diciendo hoy, en medio de una cuarentena, Por favor, ayúdenme con mis medicinas, ¿no? Deberían ser ciudadanos de oro. Son nuestros sobrevivientes. Josué es sobreviviente de una tragedia que no tenemos que olvidar nunca. Hace unos días conversé con él y me dijo que ni el bono le habían dado. Podemos ayudarlo.

— ¿Qué recuerdas del accidente?

Eso fue una desgracia. Soy de salir a trabajar a las 6 de la mañana, pero ese día me quedé dormido. Mi mamá me dijo Ya que vas a ir tarde, anda a comprar pan. Luego, lo que recuerdo que estaba en la avenida, llegó el camión y apareció una nube blanca en el piso. Mi instinto me hizo correr a mi casa a sacar a mi madre, a mi sobrinita y a mi perrita. A lo loco las saqué. Mi mamá pensaba que me había poseído algo, y cuando le dije ¡Ma, huele, huele! Ella olió, y reaccionó rápido a pesar de su ceguera. Saqué a mi madre y a mi sobrina hasta el parque y las dejé ahí. Regresé a mi casa. Por la zona hay asaltos, es común. Entonces entré a asegurar todo, y cuando estaba por salir, a mitad de mi sala, escuché la explosión. Quise retroceder pero me ganó el fuego. Lo único que pude hacer fue auxiliarme a mí mismo. Me metí a la ducha. Pero antes, cerré una puerta que separa la sala con el baño. Si no cerraba esa puerta, el fuego se metía adentro. Cerré y sentí cómo el fuego pasaba por el borde. Yo mismo me comencé a bañar. En ese momento solo pensaba en mi sobrina y en mi mamá, me quería desplomar. Y no me percaté de que yo estaba quemado. También mojé la sala, porque si no todo se incendiaba. Lo único que hice fue subir por las escaleras, y como tengo piso techado, salté al techo del vecino. Comencé a caminar. No sentía nada. Veía cómo la gente corría por las pistas. Veía señoritas moviendo los brazos tiradas en el piso. Veía a mis vecinos en ropa interior pidiendo auxilio. Todos quemados. Vi a un joven que estaba sentado en medio de la pista, todo negro, solo se le veían los ojos. No podía creerlo. No lo entendía. Nunca había visto algo así. Como le dije, no sentía mi cuerpo. Caminaba de lo más normal. Y de pronto, veía que la gente me comenzaba a grabar, como si yo fuera un fenómeno… En vez de decirme ¿Qué tienes, muchacho? ¿En qué te puedo ayudar? Nada, la gente se limitaba a grabarme con su celular. Yo seguía caminando, solo me concentraba en mi madre y en mi sobrina. Hasta que llegué al parque y ahí las encontré. Mi sobrina fue la que me vió y comenzó a llorar.

— ¿Qué hiciste?

Yo mismo me auxilié… Chapé una moto y me fui a una posta en la avenida Vallejo. Bajé de la moto, caminé. Llegué y la gente se horrorizó: estaba quemado. Las enfermeras empezaron a ayudarme. Recuerdo que me metieron a la ducha media hora, me pusieron cremas y me cubrieron con gasa. De ahí me llevaron al hospital María Auxiliadora, pero mis familiares no quisieron que me quedara. Al día siguiente ya estaba en el Loayza: vendado, con mi sonda por la nariz y con suero en las venas.

Imagen: Josué

Imagen: Josué

— ¿Hace cuánto te dieron de alta?

Un mes y dos semanas que he salido del Loayza. Me sacaron inesperadamente, por lo de la pandemia. Llegué a mi casa sin medicamentos, sin tratamientos, sin poder ir al hospital. He contratado a una enfermera, se llama María Navarrete y trabaja en la Cruz Roja. Los primeros días han sido difíciles. Mis piernas se comenzaron a enrojecer y todos los vasos sanguíneos se me reventaron. Toda mi pierna estaba negra. Se me comenzó a ampollar, no podía caminar. Tenía fiebre, mucha fiebre.

— ¿Y qué hacías?

Leía todos los días. No podía caminar… Fue la única forma que encontré de calmarme. No podía ir al baño. Mi sobrinita Valerie me ayuda: me lleva al baño, me da de comer, me pasa las cosas. Mi mamá es invidente y es diabética. Si mi mamá estuviera bien, me apoyaría.

 

Imagen: Josué

Imagen: Josué

— ¿Tienes seguro? ¿Te dieron el bono?

Yo no tengo seguro, no tengo nada. Trabajo independiente. Trabajo en el Mercado N° 1 de Surquillo haciendo delivery. Si yo me accidento, gasto mi dinero. Si tengo vacaciones, es porque no quiero ir a trabajar. A mí no me han dado el bono. Uno de mis sobrinos me ha dicho que quizás es porque no me vinieron a censar. Y es cierto, porque en el último censo nunca llegaron a mi casa. No existo para el país.

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Foto: Mamá de Josué. De América Noticias

— ¿Cómo haces para solventar tus gastos?

He estado viviendo de mis ahorros. Hace poco unos amigos del colegio hicieron una actividad. Pero ese dinero ya no me alcanza, y menos en estos días. Necesito para la alimentación de mi familia y para mis medicinas.

— ¿Y el alcalde de Villa el Salvador se ha comunicado contigo?

No. Mis familiares me dicen que el día de la tragedia él vino, habló unas cosas y se fue asustado. La gente le pedía explicaciones y él no respondía. Llegó siete horas después del accidente, ¿ya para qué? Donó 100 soles, 200 soles. Con 100 soles ¿qué vamos a hacer? También dijo que iba a pagar los alquileres de las personas que perdieron su casa. Al menos yo tengo una casa. Destruida, pero tengo dónde vivir. Un amigo solo le ha pagado un mes de alquiler, y de ahí no ha pagado nada. Los demás accidentados pagan de su bolsillo, pero también se están quedando sin dinero.

— ¿Te han dado dinero para las medicinas o la hospitalización?

Ni la municipalidad de Villa El Salvador, ni el estado, ni el dueño del camión-tanque me han dado nada. Al inicio La Positiva, que había asegurado el camión de TransGas, pudo cubrir mi hospitalización, pero colapsó por la pandemia. Ahí sí me estaban tratando bien, decían Ah no, él tiene seguro La Positiva. Ya, al toque, al toque. Y un día, al ver que no había seguro me dijeron No hay cama, tendrás que esperarte hasta que en el SIS te puedan atender, sino dile a tus familiares que lo consigan. Las medicinas que me pedían en el hospital eran caras. De ahí nadie se ha pronunciado. ¿Sabes qué, muchacho? Toma para tus medicamentos o toma para mil cosas. Yo estoy corriendo con todos los gastos solo.

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Foto: Perú21

 

 

— ¿Qué sabes del dueño de TransGas?

Cambió su razón social, se enteraron y lo clausuraron. Ha vuelto a abrir con otra razón social. El señor sigue trabajando y burlándose de nosotros. Está comiendo, y mis compañeros y yo nos estamos muriendo por las infecciones. Estamos padeciendo bastante. Mis ahorros se me están acabando. Necesito dinero para los medicamentos de mi mamá y para los míos.

— ¿Cómo está tu cuerpo?

No puedo caminar. Me pican mis heridas. Ni siquiera puedo llevar un tratamiento de fisioterapia. Me movilizo en una silla de ruedas.

— Josué, ¿cuál es tu reclamo?

Justicia, y que se acuerden de nosotros. En esta época todos estamos asustados, pero los que nos quemamos en esta tragedia de Villa el Salvador somos los más afectados. Tenemos heridas abiertas, no tenemos seguro, no podemos trabajar. Necesito medicamentos, víveres, y que nos ayuden económicamente, porque estamos mal. Y yo hablo por todos. Por los 11 sobrevivientes.

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Foto: Caretas

— ¿Qué le dirías al alcalde de Villa el Salvador?

Que se acuerde de nosotros y se haga responsable. Eso le diría también al presidente Vizcarra, y al dueño de TransGas. Yo no pedí quemarme. Nadie pidió quemarse acá. Nos han fregado la vida.

— ¿Qué te dice tu familia?

Me dan ánimos, me dicen Josué, ponte bien. Que no me desanime. Y por ellos me pongo fuerte, aunque a veces me sienta cansado. Por mis amigos y mi mamá seré fuerte.

✪ Puedes colaborar con Josué por depósito al siguiente número de cuenta: BCP 194-91685444-0-57, a nombre de Carnicería Maura y Valeria✪

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.