La Calata Culta Jueves, 23 octubre 2014

Zancudos, felaciones, y sé libre como te permitas ser libre

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.

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Él no quiere insectos dentro de la habitación. Dice que le alcance su sandalia para matar a un zancudo que nos sobrevuela. También me dice que no haga ruido, y se le ve decidido. Dice que ese zancudo le ha picado los nudillos de los dedos toda la noche, y ahora no puede trabajar bien. Ni cortar una hoja bien sin quejarse. Ese zancudo es un conchesumare, dice él. No matemos al zancudo con una sandalia, mejor con una revista, agrego yo. Pero él sonríe y falla en su intento de desaparecer al insecto de mierda. Para matarlo primero debes capturar su sombra y luego lanzar la revista sobre él, le digo. Él se sonríe y me observa con extrañeza. No te rías, huevón, le digo. Te hablo desde la experiencia, yo de niña atrapaba moscas y abejas.

Él ya se olvidó del zancudo y me dice colócate de rodillas para que me la chupes, y déjame ver tus tetas. Rapidito, Saturna. Él sigue decidido. Yo le hago caso, me gusta que me de órdenes. No lo puedo evitar y me río. Él también se ríe y el pene se sale de mi boca. Nos quedamos recostados sobre el piso, tocándonos nuestras partes. Reímos como dos chiquitos ruines. Yo quiero dejar de pensar: no puedo. Hoy tengo antojo de doble penetración o de un chicle de canela, no lo sé. Me quiero ir a la mierda por unos minutos. Quiero que él se vaya a la mierda conmigo. Hoy le quiero pedir que me entienda. Las personas y sus rostros de seriedad me agotan, mucha doble moral por todos lados. Crecerás me dice una voz dentro, y ya no joderás. El ambiente huele a desodorante Dove. Huele a locura también. Porque yo quiero decirle a ese pene que no me deje nunca. Quizás se pueda ir a veranear un rato, a mí no me importa, pero que vuelva… Mi corazón late y el semen me salpica el rostro. Él se coloca mi calzón sobre sus ojos y dice gracias. Él dice que mi voz le gusta.

Gimes como un pequeño animal, se ríe.

En el iPod está sonando Baby Blue y yo me vuelvo a enamorar.

Un perro ladra a lo lejos y yo me puedo sentir feliz. Recuesto mi cabeza sobre su estómago y suspiro profundamente: por esos momentos vale la pena darle batalla a los días. El frío comienza a sentirse por los pies y yo sé que es hora de retirarme. Me gusta irme con el sol, le digo chau al muchacho, busco mi ropa bajo la cama. Él dice que sería mejor que me quedara a dormir. Yo no digo nada más y me voy. Camino unas cuadras y recuerdo lo que me dijo mi papá la otra vez, vive como puedas vivir y sé libre como te permitas ser libre.

Quisiera llamar a Kitty y contarle lo rico que he tirado pero ella está ocupada tomando fotografías por el malecón. Yo recuerdo que su inestabilidad me desespera. Prefiero no ver a nadie, y sin pensarlo mucho me subo a un bus azul de esos que pasan por la avenida Arequipa. El bus avanza unas cuadras, enseguida se detiene. Nadie habla adentro. Solo unas niñas comen manzanas acarameladas: sus cabellos se pegan al caramelo y ellas los despegan con los dedos. Entonces el bus se vuelve a detener y yo recuerdo la soledad del escritor Thomas Bernhard.

«Cuando se está solo mucho tiempo, cuando se ha acostumbrado uno a estar solo, cuando se ha adiestrado uno para estar solo, se descubren cada vez más cosas por todas partes, donde para los demás no hay nada».

Hombre triste, caray. Pero a veces la soledad es hermosa. En mi celular, en ese pequeño espacio rectangular logro leer poema tras poema de este escritor austriaco, que me tiene extasiada.

 

Se trata de purificar todos nuestros sentimientos, 

sacados de los periódicos y de las callejas, 

sacados de los conciertos 

y de las vísperas, 

 

se trata de purificar nuestro despertar, 

se trata de todos los buenos propósitos 

y en contra de todas las desesperaciones, 

se trata de la yuxtaposición de dos 

                                sinsentidos… 

 

no se trata de esta ciudad ni de otras 

                                 ciudades, 

no se trata de esta Tierra ni de otra 

                                    Tierra, 

no se trata de mañana ni de 

                        pasado mañana, 

no se trata de todo lo que existe ni de lo que 

                                 no existe, 

se trata sólo de nosotros dos…

 

La Calata Culta

Leslie Guevara es directora de la escuela de escritura Machucabotones. Es autora invitada en los libros de relatos "Sexo al cubo", "Hermosos ruidos" y "21 relatos sobre mujeres que lucharon por la independencia del Perú". Es editora del libro “Once Veces Tú”. Ha realizado talleres de narrativa en cárceles peruanas, en coordinación con la Asociación Dignidad Humana y Solidaridad fundada por el padre Hubert Lanssiers. Actualmente escribe su primer libro.