Once Veces Tú

Le dije a la Allujo Levántate chiquita, y alcé el colchón. Lo apoyé en la pared y me estiré, me salió un conejo del cuello, y pensé Quizás dormir ya fue. Cé regresó al cuarto. Me dijo Algo me cayó mal, yo le dije La tía Chela dice que el estómago es sabio, nada te cayó mal, solo que tu estómago está trabajando de otra manera. Entré al baño de nuevo, esta vez me lavé la cara e hice otro pis, leí la noticia sobre Dionisio Romero y pensé ¿Y ahora qué pasará con el BCP? ¿Seguiré guardando mi plata ahí? ¿También de esto nos olvidaremos?

Me limpié la vulva y salí del baño.

Caminé hacia la mesa de la sala, encendí la laptop y dije Yo escribo, un ratito aunque sea. Mi barriga me suena, abajo un microondas también suena.

MIS PANTORRILLAS ESTÁN HINCHADAS. ME DUELE LA CABEZA, Y MI NALGA DERECHA ME PALPITA. Sin duda, necesito dormir al menos 3 tardes, y mil cervezas. Pero ahora estoy acá, y en la computadora suena God is de Kanye West y pienso en cómo han sido estos días. Han sido días acelerados, de leer muchas veces un mismo texto, y descubrir una coma de más o eliminar una palabra. De llamar varias veces a una imprenta y hablar con un tal Silvano que me diría Sí, nosotros te entregaremos el libro en la fecha pactada. De escribirle a la gente del ISBN para tramitar el código de barras y que no respondan. De mucha preocupación, de hacer que la plata se multiplique para pagar todas las cuentas, incluso las polladas de los amigos. Noviembre es así, te aprieta, te cachetea. En noviembre te puedes sentir medio nublado, medio sin ganas. Por eso es importante la lectura  de un buen libro. Por eso cuando César y yo planeamos este libro llamado “Once Veces Tú” dijimos Vamos a crear un libro que se lea, un libro vivo. Sin saber quiénes serían las personas que llenarían las páginas. Las páginas que ahora serán volteadas por ti, querido lector. Y conforme vayas avanzando en tu lectura te darás cuenta de que esas historias son muy parecidas a tu vida.

Ha sido bello guiar a diez personas en su proceso creativo y decirles Mira, ve por aquí, escribe de esto. A que cuenten las historias de sus vidas, las terminen, y encima las publiquen.

En todo caso, noviembre apretó. Ahorita que escribo estas palabras me siento más relajada, sé que todo debe seguir su curso, y que lo importante siempre será lo más importante. Por ejemplo, la salud de Allujo. Ella es una perra feliz, la recepcionista de Machucabotones. Con ella se hacen las clases, ella recibe a los alumnos y luego va a echarse a su silloncito. Pero a Allujo le dio una infección, que hasta ahora la mantiene echada. En reposo, con varias pastillas e inyecciones, pero estable. Ya no se cae, ni se tambalea, pero verla de esa forma ha sido triste. El doctor dijo que comió algo terrible, y eso le provocó fiebre, pero ya está bien. Se le ve bien, sus ojos han vuelto a brillar.

Y por eso yo estoy escribiendo esto, porque con ella así no tenía ganas de escribir, pero sé que son días importantes. Son días que recordaré de aquí a cincuenta años y diré ¿Recuerdas cómo nos sentíamos ese día que fuimos a la imprenta? ¿Recuerdas que esa noche mientras editabamos la portada del libro escuchábamos a Charly García y comíamos empanada?

Entonces, querido lector, lo que yo hago a esta hora, en este momento, es invitarte a la presentación de este libro que hemos creado con mucha entrega     para ti. Para que lo leas echado en tu cama, en la combi o en la banca de un parque. Para que viajes a otras realidades y digas No sabía que esto se podía hacer. Ojalá tengas el tiempo y las ganas y podamos verte el 21 de noviembre a las 7pm en la biblioteca Pública Municipal del Museo Metropolitano de Lima.

www.machucabotones.com